7 HERIDAS MORTALES
Renunciar a las mentiras y anunciar la verdad
HERIDAS
Rechazo: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que no soy amado ni digno de ser amado. Renuncio a la mentira de que no soy querido, ni deseado ni lo suficientemente bueno. En el nombre de Jesús, anuncio la Verdad que en virtud de mi bautismo soy un hijo (hija) amado del Padre. Anuncio la verdad de que me ama tanto que Jesús dio su vida por mí, y que no hay amor más grande posible (Jn. 15). Anuncio la verdad de que el Amor de Dios ha sido derramado en mi corazón a través del Espíritu Santo. Anuncio la verdad de que soy amado y valorado, querido y deseado, y que soy precioso a los ojos del Padre".
Abandono: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que estoy solo, que nadie me entiende ni se preocupa por mí. Renuncio a la mentira de que estoy desprotegido y que Dios me ha abandonado". En el nombre de Jesús, anuncio la Verdad que Jesús mismo me prometió: 'Nunca te dejaré ni te desampararé' (Heb. 13:5); "Estaré contigo siempre hasta el final de los tiempos" (Mt 28). Anuncio la Verdad de que estoy conectado y comprendido, y profundamente cuidado. Anuncio la Verdad en la Sagrada Comunión, estoy unido a Cristo y a la Comunión de los Santos. Ellos siempre están conmigo, así que nunca estoy solo".
Temor: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que si confío seré herido, decepcionado o moriré. En el nombre de Jesús renuncio a todo temor, ansiedad, desconfianza y aprensión. Renuncio a la mentira de que no estoy seguro y no estoy protegido. Y anuncio la verdad de que Dios es mi roca, mi fortaleza, mi libertador y mi protector (ver Salmos 23, 27, 91). Anuncio la Verdad de que el amor perfecto de Dios echa fuera todo temor (1 Jn. 4:18). Anuncio la verdad de que estoy a salvo y seguro.))
Vergüenza: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que soy malo, sucio, feo, estúpido, inútil, pervertido ... Y en el nombre de Jesús, anuncio la Verdad de que Jesús murió por mis pecados y que soy perdonado, lavado, limpiado, justificado y aceptado (ver 1 Cor. 6). Anuncio la Verdad de que Jesús no vino a condenarme, sino a salvarme (Jn 3:17-21; Rm 8:1; Jn 8:10-11). Anuncio la verdad de que en el Sacramento de la Reconciliación, soy perdonado y liberado. Anuncio la verdad de que soy puro y digno, no por lo que he hecho, sino por lo que Jesús ha hecho por mí".
Impotencia: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que soy impotente, débil, incapaz de cambiar, inepto; que estoy atascado, atrapado, que no sé qué hacer". En el nombre de Jesús, anuncio la Verdad de que Jesús prometió que su gracia se perfecciona en mi debilidad, para que cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Cor 12:8-10). Anuncio la Verdad, que "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Flp 4:13). Anuncio la Verdad de que "Donde está el Espíritu Santo hay libertad. (2 Cor 3:17). Por lo tanto, acepto la verdad de que estoy fortalecido por Cristo y liberado por el Espíritu Santo. Anuncio la verdad de que a través de la Confirmación, soy ungido con el poder del Espíritu Santo, que habita en mí."
Desesperanza: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que nada cambia y nunca tendré lo que quiero. Renuncio a la mentira de que mi vida no tiene sentido y que no tengo nada por lo que vivir. En el nombre de Jesús, anuncio la Verdad de que mi esperanza esta firme en Cristo, y que Él hace nuevas todas las cosas (Jn 21:5). Anuncio la Verdad que porque mi esperanza está en Cristo y no seré decepcionado (Rom. 5:5); Anuncio la verdad de que 'estoy siendo transformado de gloria en gloria a imagen de Cristo' (2 Co. 3:18); y que Dios está obrando en mí, y lo que El comienza lo llevará a término (Fil. 1:6). Por lo tanto, estoy lleno de esperanza en las cosas buenas por venir".
Confusión: "En el nombre de Jesucristo, renuncio a la mentira de que todo es confuso, que no entiendo nada y que depende de mí resolver las cosas por mi cuenta. En el nombre de Jesús, anuncio la verdad de que tengo la mente de Cristo (1 Co. 2:16) y que el Espíritu Santo revela todo lo que necesito saber cuando necesito saberlo (1 Cor 1:7). Anuncio la verdad de que el Señor da sabiduría y comprensión a cualquiera que pregunte (Santiago. I: 5). Anuncio la Verdad que Dios ha dado a Su Iglesia para guiarme a toda la Verdad. Anuncio la verdad de que tengo entendimiento e iluminación del Señor."
PECADOS
Orgullo: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado del orgullo y a cualquier idolatría de mí mismo. Renuncio a la justicia propia, al autoengaño y a la autopromoción. Pido tu perdón, Señor, y elijo humillarme ante ti".
Envidia: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado de envidia, y a cualquier idolatría de posición o estatus. Renuncio a codiciar lo que cualquier otra persona tiene y menospreciarlos. Pido tu perdón, Señor, y elijo en cambio contentamiento y bondad hacia mis vecinos".
Enojo: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado de la ira, y a cualquier idolatría de poder, control o justicia. Renuncio a toda amargura, juicio y represalia. Pido tu perdón, Señor, y elijo en cambio la virtud de la paciencia y la longanimidad, para bendecir a los que me lastimaron".
Lujuria: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado de la lujuria, y a cualquier idolatría del sexo o las relaciones. Renuncio a toda inmoralidad, fornicación, adulterio, pornografía… Pido tu perdón, Señor, y elijo en su lugar la virtud de la castidad y ver a todos en pureza".
Gula: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado de la Gula y a cualquier idolatría de comida, bebida o drogas. Renuncio a toda autoindulgencia y falsa comodidad a través de lo que llevo a mi cuerpo. Te pido perdón, Señor, y elijo en cambio la templanza y el ayuno para combatir la autoindulgencia".
Codicia: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado de la codicia y a cualquier idolatría de seguridad, riqueza o dinero. Renuncio a todos los pecados de acaparamiento, robo o uso de personas para salir adelante. Pido tu perdón, Señor, y elijo en cambio la generosidad y la confianza en ti para mi provisión".
Pereza: "En el nombre de Jesucristo, renuncio al pecado de la pereza, y a mi idolatría de la comodidad y el falso bienestar. Renuncio a la flojera o a rendirme cuando las cosas se ponen difíciles. Pido tu perdón, Señor, y elijo la diligencia y la perseverancia".
LETANÍAS de CONFIANZA y ABANDONO
A las siguientes letanías contestamos Líbrame, Jesús.
De la creencia que tengo que ganar tu amor.
Del temor a no ser amado.
De la falsa seguridad de que lo puedo hacer solo.
Del temor a ser despreciado por confiar en Ti.
De la duda en Tus palabras y promesas.
De rebelarme contra la dependencia total en Ti.
Del rechazo en aceptar Tu voluntad.
De la ansiedad del futuro.
Del resentimiento o preocupación excesiva del pasado.
De la búsqueda inquieta de mi propio interés en el momento presente .
De la incredulidad en Tu amor y presencia.
Del temor a ser requerido para dar más de lo que tengo.
De la creencia de que mi vida no tiene sentido ni valor.
Del miedo de lo que el amor exige.
Del desánimo.
A las siguientes letanías contestamos Jesús, confío en Ti.
Que estás continuamente abrazándome, sosteniéndome, amándome.
Que Tu amor me transforma y es más profundo que mis pecados y faltas.
Que el no saber lo que mañana trae es una invitación para apoyarme en Ti.
Que mi sufrimiento, unido al Tuyo, dará fruto en esta vida y la próxima.
Que no me dejarás huérfano porque Tú estás presente en Tu Iglesia.
Que Tu plan es mejor que cualquier otro.
Que siempre me escuchas y en Tu bondad siempre me respondes.
Que Tú me das la gracia para aceptar el perdón y para perdonar a los demás y a mí mismo.
Que me das la fortaleza necesaria para todo aquello que me pides.
Porque mi vida es un regalo.
Que me enseñarás a confiar en Ti.
Que eres mi Señor y mi Dios.
Que Tú me amas.
¡AMEN!
Oraciones Finales
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.